Al paso que los libros de ficción siga este enlace y no ficción notifican, entretienen, enseñan y también influyen en los adultos, los análogos de sus hijos cambian y moldean lo que los pequeños son y se convierten y, por tanto, tienen una responsabilidad auxiliar.
"Como adultos, estamos acostumbrados a las inexactitudes, las distorsiones, las medias verdades y las mentiras blancas que se imprimen", según Jane Yolen en su libro "Writing Books for Children" (The Writers, Inc., 1973, p. tres). "Leemos cínicamente, con una especie de desesperación incorporada que en ocasiones disfrazamos de sentimentalismo... Ya hemos cambiado, ya ves".
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Los niños, que aún no han perdido su inocencia, leen con un corazón abierto y un ánima pura, que mana confianza, verdad, amor y una creencia incuestionable. Es esa creencia la que proporciona la esencia de su imaginación, permitiéndoles crear el planeta en sus cabezas que piensan que refleja el que está en el exterior de ellos.
"... Los elementos de la buena escritura para los niños son exactamente los mismos que los de la buena escritura para los adultos", continúa Yolen (ibíd., pág. 3). "A veces, sin embargo, su aplicación necesita ser ajustada para lectores con conocimientos y experiencia más limitados".
HISTORIA DE LA LITERATURA INFANTIL:
La literatura infantil tiene sus raíces en los libros que aparecieron por primera vez en Europa Occidental. La infancia, que en aquel entonces no se consideraba una etapa de desarrollo independiente, se consideraba como algo que pertenecía a los "pequeños adultos" que todavía necesitaban ser guiados e inculcados con la moral conveniente.
"Hasta hace poco, una característica común de los libros juveniles en todas las etnias ha sido la calidad didáctica, usando el entretenimiento para enseñar a los lectores en el comportamiento ético y social", apunta Connie C. Epstein en su libro "El arte de escribir para los pequeños" (Archon Books, mil novecientos noventa y uno, p. 6).
El género aún no designado surgió por dos razones. Determinados temas y estilos de libros, en primer lugar, se hicieron populares entre los lectores más jóvenes, y las editoriales, en segundo lugar, se percataron de que había un potencial comercial en su producción, lo que dio lugar a un género separado.
Entre los títulos más tempranos, pero famosos después, se encuentran las Fábulas de Esopo, escritas por William Canxton en mil cuatrocientos ochenta y cuatro, "La liebre y la tortuga", "Ol' Yeller", "Cuentos de la madre gansa", "Robinson Crusoe", "Los viajes de Gulliver" y las traducciones de "Los cuentos de hadas de Grimm" del alemán y "Hans Christian Anderson" del danés.
A medida que la literatura infantil evolucionó, fue asumiendo poco a poco más un tema de fantasía con tradicionales como "Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas" de 1865, "El cuento de Pedro el conejo", "El viento en los sauces", "Winnie the Poo" y "El mago de Oz".
Otro enfoque emergente fue el del realismo, que dejó a los autores explorar y atrapar las vidas de personas reales. Entre los títulos más conocidos se hallan "Mujercitas" de Louisa May Alcott, "Los cinco pimientos pequeños" de Margaret Sidney, de 1880, y "La pequeña casa en el enorme bosque" de Laura Ingalls Wilder, de mil novecientos treinta y dos.
Una de las principales peculiaridades distintivas de la literatura infantil es su doble composición artística, esto es, que incluye tanto texto como ilustraciones. Cuanto más temprana sea la edad prevista, mayor será el porcentaje de estas últimas.
"La literatura infantil no sólo ha producido buenos escritores", explica Epstein (ibíd., pág. 5), "sino que también ha producido un hogar para talentos gráficos dotados. Durante la historia del género, las ilustraciones y el diseño se han considerado una parte integral de la escritura para los jóvenes, en contraste con la función mayormente decorativa que cumplían en la producción de libros para adultos. A veces, de hecho, las imágenes que acompañan a una historia han probado ser más memorables que el texto... "
No fue hasta 1918, o bien hace algo más de un siglo, que la Editorial Macmillan estableció el primer departamento editorial juvenil separado y con un propósito concreto, y las bibliotecas públicas crearon salas dedicadas a los pequeños no sólo para exhibir libros, sino más bien también para festejar lecturas y otros eventos.
DOBLE APELACIÓN:
Al tiempo que los adultos procuran en las librerías y en las páginas de Internet títulos que despierten su interés, la literatura infantil no es necesariamente comprada, al menos en las primeras etapas, por los propios lectores. En su lugar, primero debe pasar las "pruebas para padres y bibliotecarios", puesto que los dos compran lo que piensan que servirá para las necesidades educativas y de entretenimiento de los jóvenes y , a su vez, determinan la exactitud de quienes los representan. Basándose en la edad y el desarrollo de la personalidad, pueden o no estar conforme con sus compradores.
La edad asimismo significa un parámetro auxiliar. Si es suficientemente temprano, la "lectura" puede implicar un acto hecho a ellos, no por ellos.
DIVISIONES DE LOS LECTORES:
Los géneros son tan variados para los pequeños como para los adultos e incluyen libros de ilustraciones, de instrucciones, de ciencias sociales, de ciencias puras y de biografía, como historias y novelas de ficción para adolescentes. El autor, no obstante, necesita hacer determinaciones adicionales antes de emprender tal proyecto juvenil, incluyendo lo siguiente.
1) Grupo de edad objetivo.
dos) Género elegido: ficción, no ficción creativa, no ficción pura, poesía.
tres) Tema.
4) Duración: Cambia entre mil quinientos palabras para libros ilustrados y cincuenta